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jueves, 10 de diciembre de 2015

30 de septiembre 2013

MI REFLEXIÓN DE HOY...

El 30 de septiembre de 1791, en el Theater an der Wien de Viena (Austria) se estrenó “La Flauta Mágica”, la última ópera compuesta por Mozart. Mientras esto sucedía, en París se disolvía la Asamblea Nacional Constituyente y los parisinos resolvieron encarcelar a Maximilien Robespierre y a Jerôme Petión.

De igual forma el 30 de septiembre de 1765 nació en la villa de Valladolid, hoy Morelia en el estado de Michoacán (México), José Maria Teclo Morelos Pérez y Pavón, así como 185 años después nacía en Ciudad de México Laura Esquivel.

Estas fechas parecen poco importantes para el común de los ciudadanos del mundo y en especial para los latinoamericanos. Quizá incluso mis propios amigos y compatriotas ecuatorianos se preguntarán ¿por qué recordarlos? ¿Qué carajo me importa saber a mí sobre estos hechos y personajes si en realidad no tienen nada que ver conmigo?

Pues les contaré que si nadie recordara que un 30 de septiembre de 1791, se estrenó la última ópera compuesta por Mozart, de seguro que la humanidad entera se estuviera lamentando el no poder disfrutar de una de las piezas musicales más hermosas e importantes del mundo, así como Francia no hubiera logrado llegar a ser una de las más prósperas naciones de la Europa Occidental y referente de la cultura del mundo de no ser porque un 30 de septiembre dos grandes hombres como Robespierre y Petión salieron a la luz como los líderes que transformaron la historia de la democracia en el orbe.

También el nacimiento de Morales en una villa del interior de México es un hecho que debemos recordar, puesto que de no haberse producido, los mexicanos aún hoy seguirían estando bajo el dominio del imperio español y América Latina se hubiera perdido a uno de los más valiosos héroes y personajes de su historia moderna. 

¿Y Laura Esquivel? Es una genial escritora que fue capaz de crear las historias más apasionantes, mágicas y hermosas. De seguro los latinoamericanos nos hubiéramos perdido el placer de deleitarnos con cada frase de “Como Agua para Chocolate”, una de las obras primas más fascinantes que ha brotado de la creatividad de este lado del mundo.


Por estos ejemplos y por muchos otros, creo que es fundamental que los seres humanos aprendamos nuestra historia. Es la única manera de tener bases, raíces, de aprender de nuestros errores y principalmente de crecer.

Los hechos ocurridos en aquel 30 de septiembre del 2010 en Ecuador deben llevarnos más allá de la coyuntura política, pues no se trata de hablar de un determinado gobierno o de un líder de turno, sino de que los pueblos que no conocen su historia y que no la interiorizan, están destinados a la desaparición.

Por eso les invito hermanos del orbe, desde esta mi esquina del mundo a que nos preocupemos más por recuperar nuestro pasado, no para vivir anclados en él, sino para aprender de él y mirar hacia adelante con una visión crítica, analítica y de país. Recordemos las palabras del sabio francés Robespierre cuando dijo hace más de doscientos años: "El secreto de la libertad radica en educar a las personas, mientras que el secreto de la tiranía está en mantenerlos ignorantes."


Saludos,

Fabián Amores Núñez

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