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domingo, 18 de diciembre de 2011

EL TREN DE LA LIBERTAD

Dedicado a Jaime y a todos los que aún creen que un mundo mejor es posible.

El pasado martes 13 de diciembre, el Presidente Rafael Correa se dirigió a la provincia de Imbabura para la reinauguración de la vía férrea Ibarra-Salinas. “La operación del tren en este tramo se mantuvo hasta el 2010, con un servicio de autoferro que movilizaba entre 8.000 y 10.000 turistas al año. Ahora con la restauración de la denominada ruta “Tren de la Libertad”, también se reincorpora la operación en locomotora, lo cual permitirá proyectar su operación y la llegada de unos 30.000 turistas por año”[1].

Este acontecimiento ha sido muy bien recibido por los habitantes de la provincia de Imbabura, en especial para aquellos que viven en el Valle del Chota, para quienes el tren es el símbolo de progreso y mejores días. Sin embargo, un ligero inconveniente con uno de los carros del tren, producto de que aún no están firmes los nuevos rieles, fue el motivo de la noticia que llenó diario del país.

“Se descarrila tren en que iba Correa”[2] decía un titular del diario guayaquileño El Universo. El malintencionado matutino resaltaba el insignificante incidente, como si hubiese sido lo único rescatable de tan importante momento para la historia contemporánea del país. Al parecer, a nadie le interesa saber que hace más de cien años, dos visionarios llamados Gabriel García Moreno y Eloy Alfaro Delgado, aunque enemigos políticos, tuvieron algo en común: el deseo de construir una Patria grande, progresista y unida.

A nadie parece interesarle saber, que fueron miles las vidas humanas que se perdieron a lo largo de los trabajos de construcción de una de las líneas férreas más difíciles del mundo. Tampoco se preocuparon en ahondar más en el significado que la palabra “libertad” tiene para los pueblos afrodescendientes de esta zona del Ecuador.  

Los negros del Valle del Chota fueron traídos por los jesuitas en el siglo XVII para trabajar como esclavos en las plantaciones de caña de azúcar. A lo largo de siglos, vivieron en condiciones infrahumanas, vendidos e intercambiados como mercancía.

Mientras tanto en la costa del Pacífico, hacia el año 1553 llegó un barco cargado de esclavos negros que venía desde Panamá y que naufragó frente a las costas de Esmeraldas. Los diecisiete sobrevivientes se adentraron en la selva del Chocó y se declararon hombres libres.

Estos dos grupos conforman actualmente la población afroecuatoriana, una mezcla de costumbres y tradiciones que conjugan lo mejor de África y América. Sin embargo, esto tampoco le interesó a la prensa, sólo la posibilidad de un accidente que pudiera causarle daño al Primer Mandatario.

Al ver las imágenes transmitidas por la Televisión Pública y escuchar los comentarios entusiastas de los beneficiarios me saltaron varias preguntas a la mente. ¿Por qué a los medios no les interesa profundizar en los temas que han sido trascendentales en nuestra historia? ¿Por qué prefieren darle valor a un incidente de rutina, en lugar de resaltar la importancia histórica que el tren ha tenido para nuestro país?

Incluso algunos comentarios malsanos han cuestionado el nombre de la ruta, aduciendo que es ilógico pensar que se llama “Ruta de la Libertad”, cuando vivimos una supuesta etapa donde no existen ningún tipo de libertades.

Mi otra interrogante es: ¿Qué entienden los medios acerca de la palabra libertad?

Hace quinientos años, la humanidad vivió una de las páginas más negras de la historia. La Conquista de América y la posterior expansión de los Imperios como Portugal, España y el Reino Unido, marcó el inicio de un terrible proceso institucionalizado por los Estados dominantes, conocido como “esclavitud”, en el cual millones de africanos sufrieron la sobreexplotación.

“Hacia el siglo XVII hubo un gran incremento en el número de esclavos debido a su importancia como mano de obra, en las explotaciones agrícolas de gran extensión (sistema de plantaciones) en América del Norte, del Sur y, principalmente, en el Caribe. No hay consenso sobre las cifras de la esclavitud en Época moderna, se han propuesto 60 millones de secuestrados, de los cuales 24 millones fueron a parar a América, 12 millones a Asia y 7 millones a Europa, mientras que los 17 millones restantes fallecerían en las travesías”[3].

Algo similar, aunque a otra escala, vivieron millones de indígenas americanos que también fueron víctimas de las más diversas formas de explotación a lo largo de trescientos años de dominio colonial. Entre 1492 a 1530, los indígenas caribeños se extinguieron, producto del maltrato y de las enfermedades introducidas por los españoles.

Sin embargo, nada de esto es importante para los medios de comunicación, a quienes poco o nada les importa profundizar en estos acontecimientos de nuestra historia que contribuyan a crear una verdadera conciencia cívica y ciudadana.

Del mismo modo, este sábado 17 de diciembre pasó desapercibido, nadie comentó nada, los medios callaron y la población pasó inadvertida acerca del hecho histórico que se recordaba.

Hace 181 años, en la hacienda San Pedro Alejandrino, ubicada en la ciudad de Santa Marta, Colombia y propiedad de Don Joaquín de Mier, de origen español, falleció el Libertador Simón Bolívar.

Un venezolano con alma universal que hace doscientos años inició una lucha incansable por lograr el tan anhelado sueño de esta América desgarrada y mestiza, el de la LIBERTAD. Un hombre que entregó su vida y su fortuna a cambio de que su PATRIA GRANDE quedara libre de las garras de los imperios que destruyeron en pedazos a nuestro continente. Pero para su infortunio, la historia no le sería muy justa y murió pobre, abandonado, con una camisa prestada y curiosamente en la casa de un español, hijo del imperio contra el que tanto luchó. Su cuerpo ni siquiera tuvo la autorización de ser llevado a su ciudad natal en  Venezuela, país que lo borró hasta de la lista de sus libertadores. Por algo dijo la frase: “La América es ingobernable… el que sirve a una revolución ara en el mar”. ¡Cuánta sangre derramada! ¿Y para qué? Para que ahora, ¿nadie se acuerde?

Indios, negros, mestizos y blancos participaron de un proceso de luchas y guerras que dieron como resultado, la libertad de nuestro continente. No obstante, a nadie parece importarle eso ahora.

La mayoría de los países latinoamericanos celebraron sus fiestas del Bicentenario entre el 2009 al 2011, pero la pregunta que hago en este punto es: ¿qué ha pasado en doscientos años? ¿Qué es lo que celebramos? ¿Cómo podemos hablar de que los pueblos han celebrado las fiestas bicentenarias, si el sábado 17 de diciembre nadie se acordó de la muerte del más grande representante de la LIBERTAD?

El martes 13 de diciembre fue reinaugurada la más grande obra de ingeniería jamás construida por el hombre en la región Ibarra-Salinas; el tren, iniciado en 1917 y finalizado en 1945, el mismo que unía al norte del país con la capital ecuatoriana y desde allí con el puerto de Guayaquil. Esta obra significó la respuesta al clamor de estas comunidades afroecuatorianas que, aunque virtualmente obtuvieron la abolición de la esclavitud negra en 1851, vivieron más de un siglo en el olvido y el abandono.

Simón Bolívar, al igual que los negros de nuestra América y del mundo, son los mayores símbolos del sempiterno sueño del ser humano, de ser libre, soberano, altivo, con una vida digna, igualitaria, más incluyente.  

Sin embargo, no es posible que los pueblos sigamos viviendo en la ignorancia, que nos dejemos arrastrar por una corriente mediática que en lugar de aportar a la educación ciudadana, se dedican a mancillar el cerebro de la gente con cuestiones irrelevantes y que contribuyen cada vez más al desconocimiento acerca de nuestra historia.

Por ello finalizo estas reflexiones con una frase de Bolívar escrita en el Discurso de Angostura pronunciado el 15 de febrero de 1819: "Un pueblo ignorante es un instrumento ciego de su propia destrucción; la ambición, la intriga, abusan de la credulidad y de la inexperiencia de hombres ajenos de todo conocimiento político, económico o civil; adoptan como realidades las que son puras ilusiones; toman la licencia por la libertad, la traición por el patriotismo, la venganza por la justicia".


[1] Presidencia de la República. “El Tren de la Libertad vuelve a recorrer la vía Salinas-Ibarra”. Artículo publicado en El Ciudadano. 13 de diciembre de 2011. www.elciudadano.gob.ec
[2] Armas, Carlos. “Se descarrila tren en que iba Correa”. Artículo publicado en El Universo el miércoles 14 de diciembre de 2011. www.eluniverso.com
[3] “Esclavitud”, artículo publicado en es.wikipedia.org

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