LA HISTORIA AMAZÓNICA Y EL EXTRACTIVISMO
Aquí les comparto mi análisis de la historia del extractivismo en la Amazonía desde tiempos ancestrales, con el fin de entender lo que actualmente sucede en la provincia de Morona Santiago y que ha provocado la muerte de un compatriota policía. Antes de emitir cualquier comentario, les pido que lean. Se aceptan opiniones, pero no insultos. Debido a lo complejo de la historia, lo haré en dos partes.
AMAZONÍA PREHISPÁNICA
La selva amazónica de América del Sur es un lugar que ha sido poblado desde hace 12.000 años. Algunas hipótesis señalan que estos primeros pobladores llegaron a esta zona procedentes de la cuenca del Río Orinoco y de la Guayana venezolana y otros de los Andes ecuatoriales.
Lagoa Santa, ubicado en el estado de Minas Gerais en Brasil, cuya antigüedad es de 10.000 a.C. es uno de los sitios arqueológicos más antiguos y que despertó el interés de innumerables arqueólogos, aventureros y huaqueros a lo largo del siglo XX.
En el Alto Amazonas, es decir, en la parte que comprende Colombia, Ecuador y Perú, hay evidencias de poblamiento desde el año 8.000 a.C.
Las culturas asentadas en la zona de várzea alcanzaron un desarrollo técnico y material superior a las que habitaron tierra firme (Alonso, 2002).
En la cuenca del río Napo debieron vivir pueblos de cazadores-recolectores, cuyo modo de vida se debía al extractivismo de recursos que les permitieron la sobrevivencia. La agricultura propiamente dicha, habría aparecido posiblemente en los alrededores del lago Ayauchi, ubicado en la provincia de Morona Santiago, en cuyos sedimentos se encontraron fitolitos de maíz datado en 4.000 a.C., aunque nuevas investigaciones señalan que hacia el año 500 a.C. incrementó la deforestación de la selva para expandir la frontera agrícola. Otro de los productos base para la alimentación amazónica es la yuca (Manihot sculenta)
Hacia el año 3.500 a.C. se desarrolló en la Amazonía sur del actual Ecuador, una civilización conocida por los arqueólogos como Mayo-Chinchipe y que habría ocupado los territorios de Zamora Chinchipe (Ecuador), San Ignacio, Jaén y Bagua (Perú). Aquí se ha encontrado cerámica que es considerada de las más antiguas del continente, así como evidencias que revelan el cultivo del cacao más antiguo de América.
Por la misma época se desarrollaron en la cuenca baja del Amazonas varios pueblos de concheros o "sambaquis" que construyeron montículos construidos a partir del consumo de mariscos y de la eliminación de las valvas. Eran alfareros y se dedicaban a la extracción de recursos naturales, así como a la caza y la pesca, lo cual les permitió sobrevivir por miles de años. Hacia el litoral del Brasil se desarrolló el pueblo Tupí-Guaraní, de quienes se sabe que practicaban la rosa y quema para tener territorio libre para sus cultivos, así como para sus sitios sagrados, lo que implica que ya iniciaron la deforestación en la selva.
Hacia el año 500 d.C., en la isla de Marajó, localizada en el delta del Amazonas hacia el Atlántico, se desarrolló un cacicazgo con una marcada organización social y religiosa, además de crear una cerámica ritual cuyos diseños guardan muchas similitudes con las cerámicas del Alto Napo en el actual Ecuador. Se estima que en esta isla llegaron a vivir más de 100 mil personas que se dedicaban a la caza, pesca, agricultura y alfarería. El cultivo del maíz llegó procedente de Venezuela y Colombia.
Con estos datos sueltos podemos darnos cuenta de que a lo largo de milenios, varios pueblos vivieron en la selva amazónica, desarrollaron su cultura y sus formas de vida particulares, para lo cual debieron dedicarse a una economía extractivista como principal fuente de recursos para su subsistencia.
Hacia el siglo XVI, con la llegada de los conquistadores españoles y portugueses, se produjo una nueva intervención en la selva y con ella, llegaron varios cambios culturales. Los primeros grandes viajes de los que se tiene noticia fueron los que realizaron los españoles Gonzalo Pizarro y Francisco de Orellana entre 1541 a 1542 desde Quito y que finalizó con lo que se ha dado en llamar erróneamente "descubrimiento del Río Amazonas". Otras expediciones importantes fueron la de Diego de Vergara en 1541 hacia el oriente de las provincias de Azuay y Loja denominadas Bracamoros y Yaguarzongo. En 1548, Alonso de Mercadillo, fundador de la ciudad de Loja, fundó de igual manera la ciudad de Zamora. Por su parte, Hernando de Venavente fundó Logroño de los Caballeros y Sevilla de Oro. Así poco a poco se inició la conquista europea de la selva amazónica. Sin embargo, pese a que las órdenes religiosas establecieron varias misiones religiosas y las autoridades coloniales hicieron de todo por "aculturizar" a los pueblos originarios, la verdadera explotación de esta región se dio en el siglo XIX.
A partir de 1885, el caucho se constituyó en el producto extractivo más importante de la Amazonía norte del Ecuador y reemplazó a otros productos como la quina. Exploradores, explotadores y comerciantes recorrieron los puntos estratégicos de los ríos Aguarico, Napo, Curaray y sus afluentes. El caucho recogido tenía como destino final las casas comerciales de Iquitos y se comercializaba a través de un sistema de habilitación (bienes o dinero dados como anticipo) que pasaba por una cadena de intermediarios. La fiebre de este producto duró hasta la década de 1930. La Gran Depresión de 1929 y la Guerra del 41 afectaron esta actividad económica que jamás volvió a recuperarse.
Para aquellos años, los Estados Unidos ya estaban más que instalados en América Latina, ya que poseían muchos negocios vinculados a obras de infraestructura como ferrocarriles, barcos, y al agronegocio con el monopolio del cultivo de frutas tropicales en Centroamérica y América del Sur.
El siguiente recurso que sería la manzana de la discordia fue el llamado "oro negro", es decir, el petróleo y que tanto daño nos ha causado a la humanidad. En 1937, mediante la Ley de Petróleos expedida por la dictadura de Federico Páez, se crearon las concesiones como modelo contractual petrolero. Esta ley fue modificada por el presidente Enríquez Gallo en la cual se reducía los ingresos económicos para el Estado. Así fue como mientras en la actual provincia de Santa Elena, la actividad petrolera estaba en manos de la Anglo-Ecuadorian Petroleum, en la selva inició operaciones la empresa anglo-holandesa Royal Dutch Shell que supuestamente "fracasó" en sus "prospecciones" y decidió irse en 1948. No obstante, lo que muchos compatriotas no saben es que la Guerra del 41 entre Ecuador y Perú fue en realidad una guerra propiciada por la Shell y por la Standard Oil que buscaban tener el monopolio de la explotación del oro negro.
En 1950, llegó un grupo de "misioneros" evangélicos estadounidenses como parte de la Misión Auca, la cual tenía como supuesto objetivo, la evangelización de los indígenas "salvajes" amazónicos del Ecuador y la traducción de la Biblia a las lenguas indígenas. Jim Elliot y Pete Fleming fueron los primeros en entrar en contacto con los waoranis. Este era un pueblo milenario conocido despectivamente por los blancos como "aucas" y se caracterizaron por por su espíritu aguerrido. Tras sentirse amenazados, los indígenas atacaron el campamento y tras el enfrentamiento producido, murieron tres misioneros que hoy son tenidos por "héroes" en los EUA. Lo que pocos recuerdan es que luego de este hecho se instaló en Ecuador el tristemente célebre Instituto Lingüístico de Verano (SIL por sus siglas en inglés) que sirvió de alfombra roja para el ingreso de las posteriores transnacionales petroleras. En 1981, durante el gobierno de Jaime Roldós, el SIL fue expulsado de nuestro país, así como de varios otros de América Latina. El ingreso de estos misioneros provocaron la ruptura al interior de las comunidades, su división, aculturización y en algunos casos destrucción. Son ellos los culpables de que ahora tengamos indígenas ecuatorianos que son católicos y otros evangélicos: ABSURDO PORQUE NINGUNA DE LAS DOS RELIGIONES TIENE NADA QUE VER CON SU VERDADERO ORIGEN E HISTORIA. Existen unas aberrantes fotos de la revista LIFE de los EUA que muestran a dos wao que fueron llevados a Nueva York para ser exhibidos como productos exóticos. Así los fueron conquistando y luego era fácil la división.
En 1971, José María Velasco Ibarra promulgó la Ley de Hidrocarburos que abolía las concesiones y creaba nuevos sistemas de contratación petrolera, pero gracias a una disposición transitoria, la nueva ley tendría verdadera aplicación después de treinta años, cuando hayan finalizado los contratos de concesión suscritos antes de la expedición de la ley. De ese modo entramos al Gobierno "nacionalista y revolucionario" del General Guillermo Rodríguez Lara, quien le otorgó la concesión a la tristemente célebre Texaco-Gulf de los EUA en 1972. Paralelamente se creó la Corporación Ecuatoriana de Petróleos (CEPE), pero los escuetos recursos que el Estado destinó para su funcionamiento hicieron que prácticamente la política petrolera sea establecida por las transnacionales. En principio, el 66% de los ingresos petroleros iban al Estado y el 34% iba a manos de la multinacional. En 1976 se emitió una primera Ley Ambiental y en 1982 una Ley Forestal, las cuales al no estar directamente relacionadas con las operaciones petroleras, no sirvieron de nada para evitar el etnocidio y ecocidio cometido en la selva ecuatoriana por la ahora llamada Chevron-Texaco.
Fue por cierto, en este gobierno, que se aprobó una nueva Ley de Hidrocarburos, según la cual los contratos con las petroleras extranjeras pasaron de ser "contratos de participación" en los que el Estado apenas recibía el 20% de las ganancias, a "contratos de prestación de servicios", con lo cual ahora los ingresos que el país recibe son mayores y en beneficio de la región más afectada.
Cuando revisamos esta historia, deberíamos preguntarnos: ¿Por qué cuando las transnacionales (Royal Dutch shell, Chevron, BP, Anglo-Ecuadorian, etc.) invadieron nuestro país, compraron gobiernos y explotaron inmisericorde los recursos de nuestro subsuelo nadie dijo nada? ¿Por qué hay compatriotas que se atreven a estar a favor de Chevron en lugar de apoyar la lucha tanto de las comunidades afectadas como del Estado? ¿Por qué en su momento nadie se opuso a la explotación del caucho y a la explotación de muchos indígenas y campesinos?
Debemos entender que los pueblos originarios ya eran EXTRACTIVISTAS porque son seres humanos como todas y todos y que por obvias razones debemos sobrevivir como especie.
Por ello ante los hechos lamentables sucedidos en Morona Santiago diré:
1) Hace muchos años que la CONAIE no representa a los pueblos y nacionalidades, ya que sus dirigentes únicamente defienden a intereses personales y no colectivos.
2) Con el pretexto de ser pueblos ancestrales, se pretende permitir que el caos reine en la Amazonía, como si los pueblos indígenas no fueran parte del Estado Ecuatoriano.
4) Por muchos años nuestros hermanos indígenas amazónicos lucharon por ser considerados ecuatorianos y eso implica que no solamente tienen derechos (como todas y todos), sino también obligaciones y aunque debe garantizarse el respeto absoluto a su cultura, las agresiones perpetradas a miembros del orden no responden en lo absoluto a prácticas culturales ni mucho menos a la defensa de sus derechos. Considero que no son más que actos repudiables, ya que al final de cuentas TODOS SOMOS HERMANOS.
5) Para quienes defienden los derechos de la selva y se oponen a la minería les invito a que dejemos de consumir la basura creada por el capitalismo salvaje como ropa, zapatos, celulares y computadores, todos elementos que de alguna y otra forma provienen del extractivismo. ¿Difícil, no?
2) Con el pretexto de ser pueblos ancestrales, se pretende permitir que el caos reine en la Amazonía, como si los pueblos indígenas no fueran parte del Estado Ecuatoriano.
4) Por muchos años nuestros hermanos indígenas amazónicos lucharon por ser considerados ecuatorianos y eso implica que no solamente tienen derechos (como todas y todos), sino también obligaciones y aunque debe garantizarse el respeto absoluto a su cultura, las agresiones perpetradas a miembros del orden no responden en lo absoluto a prácticas culturales ni mucho menos a la defensa de sus derechos. Considero que no son más que actos repudiables, ya que al final de cuentas TODOS SOMOS HERMANOS.
5) Para quienes defienden los derechos de la selva y se oponen a la minería les invito a que dejemos de consumir la basura creada por el capitalismo salvaje como ropa, zapatos, celulares y computadores, todos elementos que de alguna y otra forma provienen del extractivismo. ¿Difícil, no?
¿Por qué no hacen una marcha para el Quicentro Shopping para exigir que se vaya ZARA y todas las otras marcas extranjeras de ropa que han invadido Ecuador y que producen ropa a costa de millones de niñas y niños que son salvajemente esclavizados?
Hablemos claro y con la verdad y dejemos de defender posturas absurdas sin el menor análisis de nada.
Saludos equinocciales,
Fabián Amores Núñez